sábado, 12 de febrero de 2011

En mi pueblo eso se llama flechazo

Estás tan tranquilo, en tu mundo, no sabes lo que pasa a tu alrededor, estás ausente.
Deambulas por tu mente, sin saber lo que piensas, estás perdido en tu laberinto de ideas y pensamientos, hasta que de repente percibes un estímulo, y tu cuerpo reacciona con un acto reflejo. Has chocado contra alguien, te giras para disculparte. Antes de verle la cara ya puedes darte cuenta de que no es una persona cualquiera,  puedes percibir un olor angelical. Le ves el cabello, largo y liso, era precioso. De repente ves una sonrisa estrellada, y conectas con sus ojos, que te envuelven en una mirada profunda, en la que te pierdes en una milésima de segundo.
De repente, sin saber por qué, te sale esa sonrisa de tonto. Te disculpas y continuas con tu camino.
Ha sido un simple momento, no ha podido durar más que unos pocos segundo. Tu estabas clavado en tu mundo, pero de repente la viste, y ahora no se va te va de la cabeza, ha sido algo mágico.
Un segundo te hace hablar durante horas, y tras un tiempo meditándolo, decides buscarla, sabes que es para ti.

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